miércoles, 20 de abril de 2016

                    En mis noches de desvelo, mi única confidente, mi almohada. El ùnico lugar donde me podía hechar a llorar, donde podía descargar mi odio y mi tristeza.                                         
    Por años, fue el único espacio, donde podia contar lo que me estaba pasando. Mi almohada, mi paño de lágrimas.
    Lo malo es que no era la mejor opción, era la única. Lo triste es tener tantas personas cerca, y solo poder contarle mis penas a una almohada, que dicho sea de paso, no puede darte un abrazo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario